Queridos lectores,
Sucede que cuando uno comienza a sentir atracción por una amiga/o, o viceversa, una de las partes involucradas le previene a la otra que es mejor no hacerlo porque eso podría “arruinar su amistad”. Examinemos un poco la validez de este argumento, ¿les parece?
1. El caso de la “amiga”
No tendría ningún problema en borrar de la faz de este planeta una amistad como la que tenía Miguel Bosé con su “amiga”. Un vínculo tan lánguido y desabrido no merece continuar y es muy recomendable “arruinarlo” (soy considerado, por eso ver el video de la melodía en cuestión no es obligatorio)
2. El ‘amigo/a’ número 3251 en Facebook
Tengo unos amigos cercanos a los que veo con cierta regularidad -sea en los rincones de mi memoria-algo-retocada-por-la-imaginación o cuando llegan a mi zaguán a visitarme-. Sin embargo, considero que la distancia que uno tiene con los amigos de FB -a partir del ‘amigo’ número 3250- hace que cualquiera de esas amistades sean fácilmente sacrificadas en beneficio de una pasión primaveral.
3. El amigo/a número 1,000,000
Muchísimo antes del arribo de la red social azulada el cantante karioka Roberto Carlos ya había acumulado un millón de amigos, por lo que para él, desde los setentas, ya se aplicaba lo que describí más arriba en el punto 2. Al fin y al cabo nadie se va a dar cuenta si uno la riega “echándole los perros” a la amiguita 999,999.
Hasta pronto,
E.M.A.
Deja una respuesta