Apreciados clientes de mi mecánica,
En esta oportunidad quiero darles más señas acerca de aquel espantoso sitio en el que muchos de nosotros hemos estado como consecuencia de haber tomado decisiones inadecuadas en nuestras relaciones.
De paso, los amantes del “género del horror” pueden “echarle un ojo” a la primera entrega en la que introduje algunos aspectos de ese sitio: Bienvenidos a la “República del Drama” (1).
Ahora quiero continuar con mi tour guiado. En la “República del Drama” el cielo siempre está gris, las nubes se desplazan como hartas de “cargar con la responsabilidad” de presagiar la tormenta. Las ventiscas, llegadas de un otoño eterno, contribuyen a las ásperas discusiones que mantienen las parejas que avanzan por las calles de este lugar. Es un escenario ideal para filmar video clips de canciones relativas a la ruptura, el abandono y los amores entre vampiros adolescentes.
La ciudad capital de la “República del Drama” está atravesada por el río de la nostalgia, cuyas aguas permanecen estancadas. Sobre la superficie se ven flotar cartas, invitaciones a viajes románticos que nunca se concretaron, rosas marchitas, “buenas intenciones” y muchos “Te prometo que voy a cambiar”.
Cuando se sobrevuela este lugar, lo que se mira abajo es una arquitectura circular conformada por laberintos de anillos concéntricos. Por los extensos pasillos de estos edificios vagan quienes no aprenden la lección y continúan repitiendo los mismos errores. Ellos no dan con la salida pues hay letreros que terminan apuntando a direcciones contradictorias con leyendas como: “Es por aquí mi amor”, “Querida: te espero a la vuelta de la siguiente esquina para que huyamos juntos”, entre otras.
En la plaza central de la capital, hay un monumento dedicado a “el engaño”, se trata de un altísimo obelisco de color marrón rematado en una punta curva. Mucho se ha especulado de por qué se eligió esa figura para representar a la mentira, sin embargo, hay buenos indicios como para pensar que se trata de un homenaje a la nariz de Pinocho de la época cuando el muchacho era de madera y un zángano a tiempo completo.
¡Suficiente por hoy! Cada visita a la “República del Drama me parte los nervios y me hace recordar cosas en las que prefiero no pensar.
Hasta un nuevo tour guiado.
Con afecto,
E.M.A.
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