Uno de las malas costumbres que tenemos es la de dramatizar las relaciones de pareja. Aquella expresión de que “fulan@ se ‘muere’ por sutan@” coloca al amor en el mismo nivel de un diario sensacionalista –de esos que tienen titulares como: “Lo mató con 14 puñaladas en el corazón, lo decapitó y luego arrojo su cabeza al río”.
El amor no tiene que ser algo trágico, macabro u oscuro. Sí, ya se que están de moda las películas de vampiros adolescentes y anoréxicos que se ‘mueren’ -literalmente- los unos por los otros, pero el amor es vida y éste debería ser constructivo, algo que nos nutra y haga crecer, en vez de un sentimiento enfermizo que nos deprime y acaba con nuestra autoestima.
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