Selecta clientela,
Es el momento de integrar otra pareja célebre a nuestra galería de amantes que paseaban por ahí tomados de la mano a pesar del rechazo de la gente y otras fuerzas mayores. Los precedieron Nova y Taylor, Ankhesenamon e Imhotep, y Adán y Eva. Quienes se incorporan ahora son dos seres hermosos y marginales: una gitana y un jorobado.
Ellos se conocieron en medio de un torbellino de tretas, juegos de poder y abusos. ¿Quiénes son? Quasimodo, chico de espalda prominente y agilidad acrobática, profesión campanero de la Catedral de Nuestra Señora de París. Esmeralda, gitana salerosa, profesión bailarina, orgullosa propietaria de una cabrita y una pandereta.
Al padrastro de Quasimodo “le tiraba la dirección” por Esmeralda. El tipo, archidiácono de la catedral, quien era todo un “hijo de la chingada”, le encargó al inocente jorobadito que secuestre a la gitana con fines poco santos. El plan no se concreta por la acción de un capitán del que se siente atraída Esmeralda.
Quasimodo termina siendo castigado en público. Esto confirma de manera patética aquello de que hay “tontos útiles”, o, mejor dicho, seres bondadosos malentendidos y tratados como tontos (cosas así solo pasan este manicomio llamado “Planeta Tierra”). Esmeralda, conmovida, atiende a Quasimodo mientras él recibe el escarnio de una turba de gente sin corazón (esto me recuerda tanto a mis días en la secundaria cuando debía soportar los maltratos de mis “compañeros” de aula).
Más adelante, el demoníaco archidiácono -hasta riman las dos palabras- movido por sus celos apuñala al capitán y Esmeralda es acusada injustamente por el hecho y condenada a la horca (esto también me recuerda cuando en la secundaria por la falta de uno “pagaban justos y pecadores”).
Quasimodo, tocado por la ternura de la gitana, la rescata y la lleva al interior de la catedral. Sin embargo, más tarde, el archidemoníaco arremete otra vez y le propone elegir a Esmeralda entre su salvación o la horca. Esmeralda, muy juiciosa, le dice que se vaya a “pastar chivos” y el malvado la denuncia (aquí el comportamiento del archidiácono me recuerda al de algunos políticos, pero eso es otra historia).
Al final Esmeralda es ejecutada y Quasimodo la acompaña al “más allá” mientras abraza su cuerpo sin vida.
Considerando lo dicho, me parece que esta pareja entra a la galería de parejas catastrófico/románticas con 5 estrellas, un 10/10, o cualquier puntuación alta en el sistema de calificación que les apetezca.
Con afecto,
E.M.A
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