Queridos corazones tuneados por los torbellinos de la pasión,
En un rato libre que me quedó entre las visitas de la gente que me
viene a consultar acerca de sus asuntos amorosos me senté a pensar acerca
de un tema muy científico. ¡Sí!, a mí también me gusta la ciencia. Incluso cuando
voy a verlo en su cueva del museo a mi amigo “El Hombre de Cro-Magnon” en ocasiones nos ponemos a ver en el cable el Discovery Channel.
Estaba ahí sentando disfrutando de mi descanso y me preguntaba que así como existen grandes teorías para explicar la manera en la que funciona el mundo -la teoría de la evolución, teoría de la relatividad, entre otras- tal vez hay una que dilucide la conducta amorosa de los humanos. De ser eso factible, se me ocurrió que es posible que exista un científico que tenga como objetivo y de hecho sea capaz de elaborar una explicación que conecte respuestas a preguntas clave: ¿por qué nos enamoramos?; ¿por qué nos desenamoramos?; ¿por qué nos dejan?; ¿por qué no podemos olvidar a un viejo amor?; ¿por qué perdemos la cabeza por alguien?; ¿por qué cuando recordamos viejos afectos los años no cuentan?; y más.
Sin embargo, tras unos minutos mis expectativas se comenzaron a desvanecer por una razón poderosa: resolver tantas preguntas es casi una tarea imposible. Se pueden decir cosas aquí y hallá acerca de lo que junta a dos personas, las mantiene unidas por largo tiempo y en ciertos casos las separa, pero no hay una clave que ofrezca una explicación total. El punto es que en las situaciones relativas al amor participan muchos elementos cuyas conexiones entre sí con frecuencia no se puden determinar, pues cuando nos enamoramos lo hacemos con la cabeza, el corazón, las tripas, interviene la mejor amiga, el mejor amigo, lo que nuestros papás nos ensenaron cuando niños, la “educacion sentimental” que algunos recibieron de las telenovelas o de sus películas favoritas, la etapa de la vida en la que nos encontramos, entre otros ingredientes.
Ante esta sitiuación puedo decir que lo que les comparto en este sitio güeb no son más que opiniones fragmentarias que he ido recopilando tras algunas felices experiencias y numerosos accidentes de gravedad en las carreteras del amor.
Es así que concluí que lo único que podría publicar ese científico buscando una explicación total sería la sola tapa del libro con el rimbombante título de “Una teoría general sobre el amor” y nada más. Incluso si existe el científico debería aabandonar sus investigaciones y comenzar colaborar con este blog de corazones accidentados que nunca dejarán de equivocarse y de tratar de aprender algo.
Con afecto,
E.M.A.
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