Muchas personas tienen una imagen mental acerca de cómo debe ser su pareja. En ocasiones esas expectativas tienden a ser vagas e ingenuas: “Me gustan los hombres tiernos y detallistas” o “Siento atracción por las chicas peligrosas”. Así, la búsqueda del hombre o la mujer ideal termina por convertirse en anhelar un sueño que, de darse, puede ocasionar sufrimiento: ¿de qué te sirve estar con un chico que te regala flores y peluches, si te engaña cada vez que puede? o ¿para qué tener una relación con una “chica peligrosa” que te hundirá en la incertidumbre y en tormentas de celos?
Por otra parte, la vida está para vivirse, para confrontar nuestros esquemas con lo que podamos encontrar en el camino. Entonces, se requiere apertura y flexibilidad, de otro modo puede ocurrirte que rechaces injustamente a alguien que no se ciñe a tu modelo ‘perfecto’, pero es una persona con la que te sientes bien y te hace feliz.
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