Guapa clientela de mi mecánica,
Cumplo con lo ofrecido: husmeando en la libreta del Elchico D’Lentes, halle el siguiente plan -uno de cientos- para conseguir que su amor le pare bola. Es, por cierto, material de estudio para aquellos interesados en personajes reclusivos del tipo de Yoda, los monjes tibetanos y Bruce Wayne.
Afectuosamente, E.M.A.
“Elchico D’Lentes quiere conquistar el corazón de la chica que le gusta – Plan 15.3”
Primera etapa
Pasos a seguir:
– ¡Aclararme la garganta enfáticamente!
– ¡Acomodarme los lentes con decisión!
– Ir a comprarle a mi amor un peluche y una tarjeta gigante. ¡Cómo quisiera que ya se hubiesen inventado las máquinas tele-transportadoras para no tener que irle a dejar esos regalos en persona!
– Repetirme el mantra núm. 1: “hay muchas chicas a las que les gustan los tímidos, hay muchas chicas a las que les gustan los tímidos, hay muchas chicas a las que les gustan los tímidos, etc.”
Repetirme el mantra núm. 2: “no soy un ratón de biblioteca, no soy un ratón de biblioteca, no soy un ratón de biblioteca, etc.”
Segunda etapa
Pasos a seguir:
– Decidirme a tomar acciones concretas.
– Esperar sentado mientras la chica que me atrae baila con otros en la fiesta.
– Tomar coraje para acercármele al tiempo que observo fijamente a la aburrida planta que está en la esquina de la sala.
– Llegar a la conclusión de que la mejor manera de comunicarle mis sentimientos es a través de poderosos y extensos silencios, los que pueden durar meses y años, y complementar esto a través de ondas telepáticas.
Etapa final
Pasos a seguir:
– Usar el ‘método sicoanalítico’, es decir ahogar mi timidez en una botella de alcohol hasta que el inconsciente me diga que hacer.
– Evaluar si le digo a gritos lo que siento por ella. Con el fin de conseguir un efecto más dramático, esperaré a la estación de lluvia para interrumpir a mitad de la noche -borracho una vez más y a gritos- el descanso de ella y su novio.
– Sobre el supuesto de que la reencarnación existe, anhelar con vehemencia que en una vida futura yo me convierta en ella y ella, encarnada en mí, sea más decidida y menos lenta que yo.
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