Sensibles corazones accidentados,
Hace un tiempo El Hombre Impermeable me presentó a una amiga suya y me pidió mi opinión acerca de ella. Le respondí que me pareció “una dama muy instruida, posedora de un espíritu cultivado como hay pocos y además toda una patriota”. Ante lo diplomático de mi comentario, el hombre al que todo le resbala me dio un manotazo en la espalda y me pidió sinceridad. Le expliqué que la chica “no era mi tipo”. Él me indico que no la había mirado bien que, de observarla unas tres o cuatro veces, podría descubrir su belleza. “Como si contemplaras un cuadro cubista”, me dijo. Es así que…
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