Estimada clientela que quizás ya abarrota los malls en estas navidades,
Hay una serie de expresiones que han tenido un largo ciclo de vida que está llegando a su final. Fueron parte de mi repertorio y cumplieron con su utilidad en un momento de la historia de la humanidad.
Sin embargo, es probable que ahora le causen risa a la persona que te gusta si las dices con unos vodkas en medio del bullicio y la penumbra de una disco a las 3.45 am…
Aquí van tres de esas frases y un puñado de reflexiones que pudieran servir en el mundo actual para hallarles reemplazos:
“¿Quieres bailar conmigo?”: hay quienes obvian del todo esta pregunta y pasan directamente a ejecutar el “perreo” cuerpo a cuerpo. Que les sea correspondido el baile a los perristas es otra cosa, además las cachetadas y los “¡sácate de aquí!” no han pasado de moda y están muy vigentes. En cambio la chica iPod diría: “¡Yo bailo sola!”
“¿Quieres ser mi novia?”: muchos se saltan esta pregunta y van directo al examen de laringe con o sin permiso de la chica. Otros más avezados se saltan la auscultación de la garganta ajena con su lengua y proceden a ofrecerle a la chica un masaje sueco. En caso de que el examen y el masaje no hayan sido solicitados, él médico/galán debe tener en mente que artes marciales de vieja data –Karate, Judo, etc.- son populares y la chica puede hacer uso de ellas. Mucho cuidado si se trata de una chica-samurai y anda cargando en su bolso un sable portátil…
“¡Qué ojos tan bonitos tienes!”: El problema de esta frase es que se ha sido repetida como otras que hemos escuchado millares de veces: “¡pero qué dientes tan grandes tienes abuelita!”, “¡Buenos días!”, “Te prometo que no lo vuelvo a hacer”, “¡Me muero de hambre!”, etc. Hay frases alternativas que si bien son trilladas poseen mucho potencial en la disco: “otra ronda de tequilas por favor”; “¿aburridas chicas? ¡Tranquilas!, ahora mismo comienzo a hacer el ridículo parándome en la barra para bailar imaginándome que tengo el físico de Cristiano Ronaldo”; “¿Conocen ustedes el paso del robot? ¿No? ¡Yo lo sé hacer!”; etc.
Con un cascabeleo navideño me despido,
E.M.A.
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