Queridos miembros de esta mecánica que queda a la vuelta de la esquina de sus corazones:
En una entrevista al astro Leo Messi, en la que contaba una cosa y otra de su vida, el periodista le preguntó cuál era su pasatiempo: que si salir con súper modelos; que si jugar a la “consola” Play Station; que si comprar lujos que le hacían ver como un oso bien afelpado y platudo; que si mirar el fútbol en la TV.
Y el astro respondía que no a la opción número 1, que no a la opción número 2 y que no a la opción número 3 y…también a la 4. Expresó que su cosa era echarse una buena siesta, de unas dos a tres horas, después del almuerzo, lo que se trataba de un viejo hábito que había desarrollado en sus días de tratamiento médico; un asunto de “regeneración celular”.
¿Es posible que todos sigamos el consejo de Leo Messi y mejor nos dediquemos a regenerarnos celularmente? Como va el estrés, que está muy molestoso estos días, me parece que sí. En esas circunstancias entonces cabe que:
-en medio de una buena bronca Luis le diga a su chica: “Querida, esta discusión me ha quemado muchas energías, ¿qué te parece si me das unos veinte minutos para que muy a gusto me regenere celularmente en el sofá y luego continuemos?
-aquel boxeador que está disputando el título del mundo de los pesos pesados se acerque a su esquina y le proponga a su entrenador: “Apreciado sparring, ¿te molesta si es que me acomodo por aquí, en mi esquina, para darme esa regeneración celular que me viene de perlas ahora que me pesan los guantes y el público esta insoportable?
-en la parte más fogosa del discurso de un político sus seguidores al unísono le griten: “¡Alto! Ya nos cansamos de tanta lengua. ¡Ha llegado la hora de la siesta democrática!”
-que en el momento más crucial de su clase de geografía Juanita comience a cabecear y, ante el reclamo de la profesora, arguya que: “¡Si no estás en la regeneración celular, no estás en nada!”
-mi amigo El Hombre Impermeable comience a desarrollar el hábito de quedarse dormido apenas ya no le apetezca escuchar el tema de la conversación
-que los niños, en un acto supremo de desobediencia civil, decidan dormirse sobre la sopa que no les gusta
-que el nuevo eslogan de moda sea: “¡Yupi, me estoy durmiendo en los laureles!”
Zzz…zzz…zzz
E.M.A.
Deja una respuesta